jueves, 20 de junio de 2013

POEMA DE ANTONIO GARCIA

Te diste cuenta de que nunca serías un buen escritor

cuando fuiste incapaz de ponerle nombre a un gato

y a un poema, improvisar un epitafio irónico y elíptico,

no llegar nunca a la pasta de los quevedos de Quevedo,

a la luz submarina de Gil de Biedma, a la sutileza de Salinas,

y, sobre todo, haber cumplido una edad en la que la pasión

palidece y la inutilidad de la poesía no es ya metapoesía

sino la enfermiza ofuscación del mal del escribiente:

cansancio, bostezar, encogerse de hombros y repetirse.

Todo lo demás, cierto sentido del ritmo y la medida,

el oficio de escardar yerba hermética en el arriate umbrío

tal vez lo alcanzaste de algún modo y está bien pero no basta.

En tu descargo cuenta, no obstante, discernir en unos versos

la emoción de lo que no son más que simples enjuagaduras.

A.G.

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