De
súbito la piedra filosofal comienza a rodarlo
con todos los sentidos en estampida
con todos los sentidos en estampida
al
garete entre la turba
—más
que nunca equivocada—.
Suponiendo
en la fuga de capitales
la
partida de los dominantes y su poder.
Consejeros,
administradores,
los servidos por el disfrute terrenal,
los servidos por el disfrute terrenal,
les
invaden con novísimas palabras
de
las monopólicas ambrosías.
Es
la hora de las blasfemias inmensurables.
Insultos
en los fastuosos congresos,
que
no pasan de ser, con ofensivos lujos,
filiales
del consorcio
de
los que imponen las reverencias,
nos
detienen, abstraídos con sus nubes.
Es
la hora; pero los insulsos cierran los ojos
y
la ignominia “nos civiliza”.
pichy
Este
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