Pájaros cantores en el patio
de esta vieja casa,
en la parte más urbana
de los céntricos barrios
que afean la ciudad,
me alegran el día.
Las fachadas aun no
guardan poesía,
quizás por eso, en los
patios interiores
las mujeres cultivan
plantas en macetas.
Escasa y pobre es la
ropa
que desviste los torsos,
cuando gobernados por
el calor
nos embriagamos de
cenizas.
Siento el dolor de la
llagas
y las ausencias
desde el batir de alas
seductoras
que adornan las plazas
del turismo.
Desvarío…
Si existiera la
reencarnación:
¡Qué bueno sería
renacer como turista!
Pichy